Acababa de anochecer. Era un viernes, a principios de 2015. Había quedado para cenar con mis amigos, y mi hermano Jose me recogió en coche.

En ese trayecto tuvimos la conversación que lo cambió todo.

Llevaba tiempo dándole vueltas a una idea. Incluso había empezado a hacer algunos dibujos en mi libreta.

Hay momentos en los que te das cuenta de que todo lo que has hecho en tu vida te ha traído justo hasta ahí.

Desde pequeño me apasionaba el ciclismo. Crecí compitiendo en pista, en carretera, en descenso; montando y desmontando mis bicis una y otra vez. Cagándola y aprendiendo de ello.

Eso me llevó a trabajar de mecánico mientras estudiaba ingeniería. Y, antes de acabar la carrera, tuve la oportunidad de comenzar a trabajar en proyectos de bicicletas increíbles, a través de diferentes agencias y como freelance para marcas como Orbea, Intense, Mondraker, Scott, entre muchas otras.

Vivía mi sueño.

Toda mi vida giraba en torno a la bici.

Cuando no trabajaba, montaba.

Cuando no montaba, me formaba para ser mejor diseñador, mejor ingeniero.

Y entonces, mi madre falleció de cáncer.

Y todo se vino abajo.

A veces entendemos demasiado tarde lo que realmente importa en esta vida.

Ya no podía recuperar el tiempo que no le había dedicado a mi madre.

Pero sí podía decidir en qué y con quién quería invertir el tiempo a partir de entonces.

Quería compartirlo con mi hermano.

Jose y yo habíamos crecido juntos haciendo carreras por la calle, por las montañas, acompañándonos en competiciones y entrenamientos.

Siempre en bici. Siempre juntos.

En ese momento, Jose llevaba varios años trabajando con fibra de carbono: desarrollando laminados, haciendo ensayos, fabricando con sus propias manos.

Y yo tenía en mi libreta un diseño que nadie había llevado a cabo aún: un manillar integrado de carbono para MTB.

Y lo vi claro.

Iba a crear una marca con mi hermano.

Una marca hecha desde nuestra propia visión.

Una marca distinta, sin ataduras, sin atajos, sin concesiones.

Con un objetivo claro: crear los mejores componentes.

Componentes que unificaran todo lo que consideramos importante: máxima ligereza, un comportamiento que te permita ser más rápido, un diseño espectacular que provoque; todo ello fabricado con los mejores materiales y procesos de producción, buscando la máxima calidad.

Para que, cuando los tengas en tus manos, sientas que son verdaderas joyas.

Por eso decidimos fabricarlos nosotros mismos, aplicando el conocimiento adquirido durante todos esos años y desarrollando nuestro propio sistema de fabricación, que hace que nuestras piezas sean únicas.

Empezamos a trabajar en ese proyecto a mediados de 2015.

Y en mayo de 2018 presentamos nuestra primera colección.

Hoy, miles de ciclistas en todo el mundo montan con componentes Gemini.

Ciclistas que, como nosotros, valoran la artesanía, la innovación, el diseño y el alma que hay detrás de cada pieza.

Jose y yo no nos parecemos en nada.

Pero somos mellizos. Nacimos a la vez, en mayo. Nuestra madre siempre leía el horóscopo, que era el mismo que el nuestro.

Por eso escogimos este nombre: GEMINI.

Porque esta marca no solo es lo que hacemos.

Es lo que somos.

Roland Baides

Cofundador e Ingeniero en Gemini